Necesidad de la limpieza:
Las armas deben guardarse perfectamente limpias, libres de corrosión, suciedad o humedad que podrían deteriorarlas y provocar un accidente en futuras jornadas de caza o tiro.
Se debe desmontar periódicamente el arma para detectar posibles corrosiones que pueden afectar gravemente a su funcionamiento, sobre todo en zonas húmedas.
Las armas deben limpiarse exteriormente del agua, barro, polvo u objetos extraños que hayan podido entrar en la misma. Por otro lado, el propio disparo genera gases y residuos que van a quedar en la recámara y en el ánima del cañón.
Según el tipo de arma: de cañón liso o estriado y el tipo de cartucho utilizado se pueden producir mayor o menor cantidad de residuos y depósitos de plomo en el ánima del cañón.
Estos residuos deben ser eliminados, pues en caso contrario llegarían a inutilizar el arma, mediante una adecuada operación rutinaria de limpieza después de cada jornada. Hay que prestar especial atención a los mecanismos de alimentación del arma pues suelen introducirse pequeños objetos del campo que llegarían a dañarlo.
Útiles de limpieza:
Deben ser de buena calidad y adaptados al calibre del arma que intentemos limpiar, y son
básicamente:
Baqueta
Cepillos
Soportes para trapos
Trapos
Disolventes
Lubricantes
Baqueta:
Debe ser de acero o latón recubierto de un polímero y adaptada al calibre y la longitud del cañón. Hay que evitar los roces de la baqueta con las estrías o la boca del cañón y realizar todas las operaciones sin brusquedad.
Cepillos:
Se aconseja utilizar siempre los adecuados al calibre que se pretende limpiar. Pueden ser de cerdas o materiales plásticos y de latón. No utilizar otros materiales metálicos en esta operación.
Soportes para trapos:
Se utilizan de dos tipos: "gratas" diseñados para cada calibre y muy eficaces y "de ojal" con mayor tolerancia dimensional y empleados para la introducción de líquidos de limpieza.
Trapos:
Los más prácticos son los parches de algodón que se adaptan a los empujadores o gratas y permiten realizar una excelente limpieza.
Disolventes:
Suelen ser productos derivados del petróleo que eliminan los restos de pólvora.
Lubricantes
Son aceites de orígenes variados (orgánico, mineral o sintético) que sirven para limpiar y proteger a las armas de la corrosión.
Procedimiento de limpieza:
Descargar el arma, extraer la munición que pudiera haber en su interior o en el depósito.
Desmontar el arma retirando el cerrojo, desarmando la báscula y separando el cañón.
Eliminar la suciedad y humedad exterior con un paño suave.
Limpiar con un cepillo de dientes los mecanismos y los rincones que han quedado visibles.
Pasar una decena de veces la baqueta con un cepillo por el ánima cuidando sacar siempre el
cepillo por la boca.
Limpiar con varios parches de algodón utilizando un soporte empujador.
Introducir un lubricante con el último parche.
Mantenimiento de la madera:
Hay que tener cuidado con los disolventes utilizados para la limpieza pues pueden afectar
dañando la madera de la culata o del guardamanos.
Utilizar un aceite adecuado para la limpieza y mantenimiento de la culata y del guardamanos.
Custodia de las armas:
Las armas deben guardarse siempre desmontadas y/o cargadas, en armarios cerrados y fuera del alcance de los niños.
Algunas armas (largas rayadas) deben guardarse en armarios metálicos, especialmente diseñados para este fin y homologados.
Las armas deben guardarse perfectamente limpias, libres de corrosión, suciedad o humedad que podrían deteriorarlas y provocar un accidente en futuras jornadas de caza o tiro.
Se debe desmontar periódicamente el arma para detectar posibles corrosiones que pueden afectar gravemente a su funcionamiento, sobre todo en zonas húmedas.
Las armas deben limpiarse exteriormente del agua, barro, polvo u objetos extraños que hayan podido entrar en la misma. Por otro lado, el propio disparo genera gases y residuos que van a quedar en la recámara y en el ánima del cañón.
Según el tipo de arma: de cañón liso o estriado y el tipo de cartucho utilizado se pueden producir mayor o menor cantidad de residuos y depósitos de plomo en el ánima del cañón.
Estos residuos deben ser eliminados, pues en caso contrario llegarían a inutilizar el arma, mediante una adecuada operación rutinaria de limpieza después de cada jornada. Hay que prestar especial atención a los mecanismos de alimentación del arma pues suelen introducirse pequeños objetos del campo que llegarían a dañarlo.
Útiles de limpieza:
Deben ser de buena calidad y adaptados al calibre del arma que intentemos limpiar, y son
básicamente:
Baqueta
Cepillos
Soportes para trapos
Trapos
Disolventes
Lubricantes
Baqueta:
Debe ser de acero o latón recubierto de un polímero y adaptada al calibre y la longitud del cañón. Hay que evitar los roces de la baqueta con las estrías o la boca del cañón y realizar todas las operaciones sin brusquedad.
Cepillos:
Se aconseja utilizar siempre los adecuados al calibre que se pretende limpiar. Pueden ser de cerdas o materiales plásticos y de latón. No utilizar otros materiales metálicos en esta operación.
Soportes para trapos:
Se utilizan de dos tipos: "gratas" diseñados para cada calibre y muy eficaces y "de ojal" con mayor tolerancia dimensional y empleados para la introducción de líquidos de limpieza.
Trapos:
Los más prácticos son los parches de algodón que se adaptan a los empujadores o gratas y permiten realizar una excelente limpieza.
Disolventes:
Suelen ser productos derivados del petróleo que eliminan los restos de pólvora.
Lubricantes
Son aceites de orígenes variados (orgánico, mineral o sintético) que sirven para limpiar y proteger a las armas de la corrosión.
Procedimiento de limpieza:
Descargar el arma, extraer la munición que pudiera haber en su interior o en el depósito.
Desmontar el arma retirando el cerrojo, desarmando la báscula y separando el cañón.
Eliminar la suciedad y humedad exterior con un paño suave.
Limpiar con un cepillo de dientes los mecanismos y los rincones que han quedado visibles.
Pasar una decena de veces la baqueta con un cepillo por el ánima cuidando sacar siempre el
cepillo por la boca.
Limpiar con varios parches de algodón utilizando un soporte empujador.
Introducir un lubricante con el último parche.
Mantenimiento de la madera:
Hay que tener cuidado con los disolventes utilizados para la limpieza pues pueden afectar
dañando la madera de la culata o del guardamanos.
Utilizar un aceite adecuado para la limpieza y mantenimiento de la culata y del guardamanos.
Custodia de las armas:
Las armas deben guardarse siempre desmontadas y/o cargadas, en armarios cerrados y fuera del alcance de los niños.
Algunas armas (largas rayadas) deben guardarse en armarios metálicos, especialmente diseñados para este fin y homologados.
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