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jueves, 14 de febrero de 2008

SEGURIDAD EN LA CAZA
A continuación y exclusivamente desde el punto de vista de la seguridad en la caza, se lista un dietario de lemas que deben tenerse siempre presentes cuando se quiere cazar con la prudencia que exige el manejo de un arma.
Algunas de estas frases-consejo están también recogidas en la Recomendación antes referida.
• No apuntar nunca a las personas con el arma de caza, aunque se piense que está descargada. El dicho popular de que “las armas las carga el diablo” tiene, desgraciadamente, una base muy fundada.
• Es muy importante que los cañones de un arma de fuego se encuentren limpios y sin cuerpos extraños (hojas, barro, nieve, etc.), con el fin de evitar una posible explosión del arma.
• No utilice los troncos de los árboles como diana ni los utilice como postes en la señalización del acotado.
• No hay que golpear matorrales o zarzas con el cañón de una escopeta o rifle cargados pues podría producirse un disparo accidental aun con el seguro puesto.
• No utilice el arma como un bastón.
• Hay que evitar dejar munición expuesta al sol o a cualquier agente que pueda producir un calentamiento excesivo, ya que este calentamiento causa una sobreelevación de la presión que puede resultar peligrosa.
• La reparación o modificación de un arma de caza solamente deberán y podrán hacerla los establecimientos autorizados.
• No hay que dejar armas a la vista en el interior de vehículos aunque estén cerrados para evitar posibles robos. En el caso de producirse, el responsable sería el propietario del arma.
• No hay que permanecer en locales públicos con el arma desenfundada y montada, ni aunque se encuentre descargada.
• Cuando se circule en coche, el arma ha de estar siempre descargada y enfundada.
• Al cerrar una escopeta, los cañones han de dirigirse siempre hacia el suelo.
• Al franquear un obstáculo debe descargarse el arma.
• Cuando se interrumpa la acción de caza debe siempre descargarse el arma.
• Durante las acciones de caza, el arma ha de portarse siempre con los cañones dirigidos hacia el suelo o hacia arriba, no horizontal ni con los cañones lateralmente de forma que apunten a alguno de los miembros del grupo. Esta costumbre debe mantenerse aun cuando se cace en solitario.
• Cuando se caza en mano es imprescindible conocer la situación de los demás compañeros y evitar disparar siempre en su dirección.
• Cuando se hace un disparo con rifle, evitar tiros rasantes o contra objetos duros que puedan ocasionar rebotes.
• En la caza de aves migratorias en puesto fijo, hay que enfundar y descargar el arma antes de emprender la marcha, una vez finalizada la cacería.
• En un puesto fijo hay que permanecer quieto durante el tiempo que dure la cacería, no transitar con la escopeta montada entre puestos y respetar en todo momento las instrucciones del responsable de la misma.
• Cuando se dispara hacia una zona de seguridad hay que estar a la distancia mínima que asegure que el alcance del disparo no llegue a la franja límite de protección. Si el disparo se hace desde el límite, ha de hacerse forzosamente en dirección opuesta a la localización de dicha zona.
• En los casos en que se avisten grupos de cazadores que marchen en sentido contrario al nuestro, o que ambos vayan a cruzarse, será obligatorio para todos ellos descargar sus armas cuando tales grupos se encuentren a menos de 50 metros unos de otros y en tanto se mantengan de frente.
• No se debe disparar cuando no haya certeza de qué es lo que se mueve o cuando haya vegetación que impida ver qué hay detrás al alcance de nuestro disparo.
• Tanto en las cacerías de caza mayor como en las de menor, cuando se organicen en forma de montería, batida u ojeo, no se podrán disparar las armas ni antes del inicio ni después de fi nalizada la cacería, momentos ambos que son indicados mediante las señales convenidas.
• En el supuesto anterior, se prohíbe el cambio o abandono de los puestos por los cazadores y sus auxiliares durante la cacería, haciéndolo sólo, llegado el caso, con conocimiento del organizador o sus representantes.
• Se prohíbe tener cargadas las armas antes del momento de llegar al puesto –postura– o después de abandonarla.
• En los ojeos de caza menor y en las tiradas de tórtolas, palomas y aves acuáticas, deberán colocarse los puestos o pantallas de tal manera que estén distanciados unos de otros por 30 metros al menos; queda prohibido en todo caso el tiro en dirección a las demás pantallas.
• En las cacerías a las que se refi ere el párrafo anterior, deberán colocarse placas de protección, inmediatas y lateralmente a cada puesto, siempre que éstos se encuentren, unos de otros, a una distancia inferior a 50 metros. Tales placas deberán tener una superfi cie no inferior a 20 decímetros cuadrados, y habrán de colocarse a la altura conveniente de modo que cubran perfectamente los puestos inmediatos.
• Salvo indicación expresa en contrario, los ojeadores y batidores no deberán acercarse a menos de 50 metros de las posiciones de tiro de los cazadores. Por su parte, éstos no dispararán en dirección a la línea de batidores cuando ésta se encuentre a menos de 80 metros de los batidores.
• En las monterías se colocarán los puestos de modo que queden siempre desenfi lados o protegidos de los disparos de los demás cazadores, procurando aprovechar a tal efecto los accidentes del terreno. En su defecto, los puestos deberán situarse a más de 250 metros.
• En las batidas, cuando no hay otra posibilidad y los cazadores se colocan en cortafuegos o en el borde de masas boscosas, las posturas se ubicarán alineadas cara al monte, de manera que los disparos se efectúen a los animales una vez sobrepasan en su huída la línea de puestos. En efecto, la forma más segura de disparar es “a bicho pasado”.
• Repare siempre en el destino fi nal del proyectil procurando que, en caso de fallar el disparo, éste se aloje en el terreno.
• Cada postor deberá explicar a todos los cazadores, antes de comenzar la cacería, cuál es el campo de tiro permitido; éstos se abstendrán de disparar fuera de él y especialmente en dirección a los demás puestos que tengan a la vista. En este sentido, cada cazador está obligado a establecer acuerdo visual y verbal con los más próximos para señalar su posición.
• Se prohíbe hacer uso de las armas en zonas de seguridad, como carreteras, caminos de uso público, núcleos urbanos y rurales y zonas habitadas.
• Con carácter general se prohíbe disparar hacia las zonas de seguridad siempre que el cazador no se encuentre separado de ellas por una distancia mayor de la que pueda alcanzar el proyectil y cuando la configuración del terreno entre el cazador y la zona de seguridad no permite asegurar que esta última es inalcanzable.
• Queda prohibido disparar en dirección donde se encuentren rebaños, hatos, recuas o cualquier otra concentración de ganados, salvo que se encuentren a distancia superior a la que alcance el proyectil.
• Queda prohibido cazar en las proximidades de lugares concurridos o donde se estén celebrando actos públicos.
• Antes de celebrar una batida de caza mayor, se deben colocar señales que avisan de su celebración como medida informativa para con los demás usuarios del medio natural; además, para preservar la integridad física de los propios cazadores, tanto las posturas armadas como los batidores, han de llevar puestos y visibles chalecos llamativos o fosforescentes.

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